Al terminar la campaña de la invasión y de acuerdo al plan estratégico acordado, Antonio Maceo contramarchó de Matanzas a La Habana en los primeros meses de 1896 y después cruzó la trocha de Mariel a Majana para operar en territorio pinareño. El guerrero oriental había descubierto durante la invasión un nuevo teatro de operaciones para la guerra, en el cual, con muy poco auxilio del exterior, hostigaría a los soldados con los cuales Weyler anunciaba se pacificaría la isla en breve término.
Con la certidumbre de que la guerra dependía, en gran medida, de las habilidades con las que se maniobrara en el terreno, Maceo operó desde Mariel hasta Mantua contando con las fuerzas del propio territorio a las cuales incorporó y adiestró, entre los que descollaron hombres de la talla de Carlos Socarrás, Pedro Delgado, Manuel Lazo y otros.
Múltiples fueron las acciones libradas por Maceo en la Campaña de Pinar del Río, desarrollada entre los meses de marzo y diciembre de 1896; en el marco de esta resultó notable el combate de Ceja del Negro, que puso a prueba las extraordinarias dotes tácticas de Antonio Maceo. La acción, sostenida el 4 de octubre, duró seis horas, durante las cuales ambos ejércitos derrocharon coraje.
El combate comenzó al despuntar el día, y se inició contra fuerzas del Regimiento español de Cantabria, en el lugar conocido como bodega del Guao, las que inmediatamente se retiraron; sin embargo Maceo tenía la presunción de que la verdadera lucha estaba por venir, algo que pudo corroborar tiempo después con la llegada sucesiva de refuerzos desde Pinar del Río, encabezadas por el coronel Granados y el general Bernal.
A partir de aquí ambas fuerzas se enfrascaron en la defensa de sus respectivas posiciones, demostrando de ambas partes la decisión de no ceder ante el adversario. En varias ocasiones la posición de Maceo fue atacada por Bernal sin poder quebrantar la resistencia insurrecta, aunque la situación para los cubanos se hacía por momentos insostenible dado que en la impedimenta había muchas mujeres y niños.
Maceo aprovechando la tregua que se suscitó cuando el general Bernal se replegó para establecer un hospital donde atender a los numerosos heridos, logró rehacer la tropa y preparar el ataque.
Ante el avance cubano la columna de Granados se retiró desorganizadamente hacia Pinar del Río, hostigada y perseguida por los cubanos a través de la Loma del Corcho. Inmediatamente se concentró el ataque sobre las fuerzas de Bernal que muy poco pudo hacer contra la arremetida mambisa a pesar de disponer de dos piezas de artillería.
Las líneas españolas se replegaron a pesar del esfuerzo de Bernal por reorganizarlas nuevamente, las que fueron a refugiarse en un fuerte, de difícil acceso a las fuerzas cubanas por carecer de artillería con que atacarlo. De esa forma, Maceo dio por terminado el combate. Las bajas españolas, entre muertos y heridos ascendieron a más de 500, los cubanos tuvieron por su parte más de 200 y lograron apropiarse de más de cien fusiles y gran cantidad de proyectiles.
La victoria, que en algunos momentos se mostró difícil y escurridiza, finalmente se inclinó del lado cubano gracias a la bravura y constancia de los soldados libertadores.
Dra. Yolanda Díaz Martínez
Investigadora Titular
Archivo Nacional de la República de Cuba
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