La llegada del coronel Pedro Ignacio Jiménez, para ejercer el gobierno del Departamento Oriental en octubre de 1729, significó para la nobleza rural de la región un retroceso en sus aspiraciones de continuar obteniendo beneficios y controlar la economía del territorio.
Entre las producciones que centró su atención el gobernador Jiménez fue la producción de cobre. Al decir de la destacada historiadora santiaguera Olga Portuondo, Jiménez pretendió la acuñación de monedas de cobre extraído de las minas de Santiago del Prado e intentó restringir los derechos consuetudinarios adquiridos por los esclavos cobreros, finalmente exigió el quinto del cobre que los dueños de los ingenios compraban a los esclavos reales.
Los profundos daños ocasionados al patriciado santiaguero, sin el menor recato a su jerarquía social, considera la citada autora, condicionó que los dueños de haciendas azuzaran a los cobreros para sublevarse, este hecho, que algunos autores citan aconteció el 24 de julio de 1731, implicó que los cobreros se insubordinaran y huyeran a los montes cercanos para unirse a los palenques de las inmediaciones.
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