En la ciudad de San José, Costa Rica, entre los días 22 y 29 de agosto de 1960, se celebró la VII Conferencia de Cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA). El cónclave, emitió la “Declaración de San José de Costa Rica”, documento que acusaba y condenaba a Cuba, por una hipotética amenaza extracontinental. Tras esta iniciativa, estaba la intención del gobierno de los Estados Unidos de América, de destruir la colaboración ente la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y Cuba. Raúl Roa García, conocido popularmente como el Canciller de la Dignidad, al intervenir en la conferencia rebatió la maniobra contra la Isla.
El 2 de septiembre, el Comandante Fidel Castro Ruz, Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, pronunció un multitudinario discurso. El acto se efectuó en la Plaza Cívica, actualmente Plaza de la Revolución “José Martí”. Fidel finalizó su comparecencia con la lectura de la “Declaración de La Habana”, acuerdo de la Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba, que sería sometida a votación popular. Esta declaración constituyó la respuesta del pueblo y el gobierno cubanos a la adoptada por la OEA.
La Primera Declaración de La Habana se hizo vocera del sentir de los pueblos de Nuestra América. El texto refrendó un total de nueve puntos, que expresan el carácter antiimperialista y antiinjerencista con que la Revolución analizaba la historia de Cuba y del continente americano, y defendía su soberanía. Al igual que condenaba el documento aprobado en San José, condenó todas las intervenciones estadounidenses y la usurpación de recursos en diversas naciones latinoamericanas y caribeñas. Se opuso al intento norteamericano de mantener la Doctrina Monroe, y promulgó el latinoamericanismo sobre el panamericanismo.
La declaración revolucionaria también agradeció el apoyo de la URSS en el ámbito militar, en caso de existir peligro de agresión norteamericana a Cuba. Se aclaró, que tanto los soviéticos como la República Popular China, no afectaban la unidad continental de América. Por lo tanto, criticó la política estadounidense contra esos dos estados, y defendió el derecho de los cubanos a establecer relaciones exteriores con todos los países socialistas. Condenó la discriminación, represión y explotación, de todo tipo, hacia hombres y mujeres; manifestaciones inherentes al capitalismo y el sistema financiero imperialista, que sumían a los países de América Latina en el subdesarrollo. Defendió el derecho de los pueblos y el deber de las naciones oprimidas, a luchar por su libertad y a ser solidarios “con todos los pueblos oprimidos, colonizados, explotados o agredidos” en el mundo. Así mismo, ratificó el compromiso histórico de Cuba con la libertad, la autodeterminación y la solidaridad de los países latinoamericanos.
Esta importante Declaración fue votada y aprobada por más de 1 millón de cubanos. Fue, además, expresión del proceso de radicalización de la Revolución Cubana en el contexto de la Guerra Fría y el aumento de la agresividad gubernamental y militar de los Estados Unidos contra Cuba.

MSc. Iván Dalai Vázquez Maya
Investigador Agregado
Archivo Nacional de la República de Cuba

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