Siguiendo el ejemplo estratégico de la Invasión a Occidente del Ejército Libertador, en la Guerra Necesaria de 1895, Fidel Castro comprendió la necesidad de reeditarla para consolidar el triunfo rebelde, en 1958. Una vez fundado el Ejército Rebelde y garantizado su dominio en el frente de la Sierra Maestra, el objetivo era extender su accionar. Inicialmente, se debía avanzar hacia el oeste de Santiango de Cuba, al noreste de la provincia Oriental, continuar a la región central de la Isla y a la zona montañosa de Pinar del Río.
Tras el fracaso de la Huelga del 9 de Abril, se desplegó una fuerte ofensiva militar batistiana, el 25 de mayo de 1958. En un período de más de 70 días, se efectuaron tres decenas de combates y 6 batallas. Se enfrentaron miles de soldados regulares, perfectamente pertrechados, contra 300 guerrilleros rebeldes, que al final resultaron victoriosos.
Las postrimerías de la derrota a las fuerzas batistianas, fue el momento idóneo para que Fidel comenzara a materializar su plan de extender los escenarios de combate a otras zonas. El 1ro. de agosto, en carta remitida a Raúl Castro, le informó sus propósitos y la necesidad de ultimar los preparativos. La invasión, por su importancia y envergadura, demandaba la selección de jefes y soldados experimentados desde el punto de vista militar, y políticamente confiables. El líder de la Revolución escogió a los comandantes Camilo Cienfuegos y Ernesto “Ché” Guevara, para dirigir las tropas que efectuarían el movimiento al occidente. El 10 de agosto, en Las Mercedes, Sierra Maestra, se reunió con ambos líderes guerrilleros para abordar detalles sobre la formación de las columnas, su partida y las acciones a realizar. El día 18, el Comandante en Jefe firmó la orden militar relativa a la conducción, por Camilo, de una columna rebelde desde la Sierra Maestra hasta Pinar del Río. Esta fuerza contaría con 92 hombres y 82 armas. Por orden militar también asignó, al Ché, el traslado de otra columna de 140 efectivos y 130 armas, desde la Sierra Maestra hasta Las Villas. Entonces, Camilo dirigió la Columna 2 “Antonio Maceo” hasta Las Villas y el Ché condujo la Columna 8 “Ciro Redondo”, hasta cumplir respectivamente sus misiones.
La invasión hacia el centro del país estuvo marcada, además de por el agotamiento físico y la escasez de pertrechos, por las dificultades que impusieron los accidentes geográficos, las inclemencias del tiempo, la desinformación general y el asedio de las tropas enemigas. Sin embargo, a inicios del mes de octubre de 1958, tras aproximadamente 500 kilómetros de recorrido, las dos columnas habían llegado a las inmediaciones de Sancti Spíritus y efectuado sus primeros combates en el territorio central. Además, habían realizado acciones en coordinación con las fuerzas revolucionarias que operaban en esa zona, y en otros territorios ya liberados, lo que respondió a la misión de unificar los destacamentos guerrilleros bajo un solo mando.
El éxito alcanzado por las columnas rebeldes durante la Invasión, a pesar de las vicisitudes, permite calificar este hecho como una de las proezas militares que ostenta la historia de Cuba.

MSc. Iván Dalai Vázquez Maya
Investigador Agregado
Archivo Nacional de la República de Cuba

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