23 de octubre: se recuerda el fallecimiento en 1887, en La Habana, de Francisco de Albear y Fernández de Lara, nacido en esa capital el 11 de enero de 1816.
Descendiente de militares españoles, se hizo cadete en Caballería en 1826. Estudió en los colegios habaneros de Buenavista y San Fernando y por su afán de superación se traslada a España con el grado de alférez de caballería e ingresa en la Academia de Ingenieros de Guadalajara en 1835, donde obtiene el grado de teniente del Cuerpo de Ingenieros en 1839. Participa en acciones militares contra los carlistas y después contra el Regente Espartero que le valieron condecoraciones y grados militares, el último de Primer Comandante de infantería en 1843, cuando era profesor en la Academia de Guadalajara.
En 1844 hizo una gira de estudios sobre obras públicas y de comunicaciones por Francia, Bélgica, Prusia e Inglaterra, para aplicar los conocimientos adquiridos en Cuba, a partir de 1845, en la Subinspección del Arma de Ingenieros. A nombre de esta institución hizo numerosos trabajos de ingeniería y prestó servicios a la Junta de Fomento. Hasta 1854 realizó 200 obras de todo tipo y a pesar de que era solicitado en España de acuerdo a sus méritos, la Junta de Fomento logró que se quedase en la Dirección de Obras Públicas.
La obra de ingeniería más importante de Albear, cuando tenía el grado de Brigadier, fue el proyecto y ejecución del acueducto que lleva su nombre a la cual dedicó 30 años de su vida debido a su extrema complejidad. El 23 de junio de 1878 concluyó el desvío de las aguas del Canal de Vento hacia los filtros del acueducto de Fernando VII, luego de vencer mezquinos intereses sobre el manejo de los fondos, tan escasos, debido el impacto económico de la Guerra de los Diez Años. A continuación comenzó las obras para el depósito y distribución de las aguas del Canal de Vento pero no pudo terminarlas debido a su fallecimiento. Fueron culminadas en 1893 por el coronel de ingenieros Joaquín Ruiz. Su proyecto de acueducto fue premiado con la Medalla de Oro en la Exposición Universal de París, en 1878.
Albear fue Miembro Corresponsal, Socio de Número y vicepresidente de la Real Academia de
Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de La Habana y de sociedades científicas europeas. Fue un ingeniero que jamás participó en acciones militares durante el conflicto independentista de 1868 ni tampoco en la denominada Guerra Chiquita.
Con el transcurso de los años, el Acueducto de Albear rebasó las expectativas de su creado
r en cuanto al suministro de agua a la creciente población de La Habana para así convertirse en un logro trascendental de la ingeniería cubana. Constituye un patrimonio de la nación y del municipio capitalino del Cerro que comparte también la historia de la Zanja Real y del Acueducto de Fernando VII en el abasto de agua de la capital.
Rolando E. Misas Jiménez,
Investigador
Archivo Nacional de la República de Cuba
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