22 de junio: Se conmemora el fallecimiento en La Habana, en el año 1862, de José de la Luz y Caballero, nacido igualmente en esta ciudad el 11 de julio de 1800. Inició estudios religiosos en el Convento de San Francisco y en 1817 pasó al Real y Conciliar Colegio de San Carlos y San Ambrosio hasta obtener el título de Bachiller en Leyes en 1820. En esos años logró la formación filosófica y moral con su tío el sacerdote José Agustín Caballero y luego de dejar los hábitos ocupó en 1824 la cátedra de Filosofía del mencionado colegio, donde exaltó la obra de quien fuera también su maestro, el catedrático titular, sacerdote Félix Varela, obligado a residir en los Estados Unidos de América. Luz hizo un viaje de estudios a esa nación y a Europa entre los años 1828 y 1833 que sirvió para consolidar el legado de Varela gracias a sus contactos con renombrados intelectuales europeos, como en el caso de Alexander von Humboldt, a quien le diera el calificativo de “segundo descubridor de Cuba”. Puso su preparación intelectual en función de la Revista Bimestre Cubana, de la Academia Cubana de Literatura y de la realización del proyecto de Instituto Cubano, para la docencia tecnológica, pero fue frustrada en 1834, mientras era desterrado de Cuba su amigo y colaborador José Antonio Saco. Se graduó de abogado en 1836 en la Audiencia de Puerto Príncipe (actual Camagüey) y ocupó cargos en la Sociedad Económica de Amigos del País de La Habana y en la Sección de Educación en un intento infructuoso de trabajar por el bien general. Fue así que se opuso en 1842 a la expulsión del cónsul inglés David Turnbull portador de ideas contrarias a la esclavitud. De igual manera, defendió el pensamiento racional de Varela durante la polémica filosófica entre 1838 y 1840 contra los partidarios del filósofo francés Víctor Cousin. Viajó a París, Francia, en 1844, para reponer su salud, pero tuvo que regresar a Cuba para refutar la supuesta participación suya en la conspiración de esclavos, la cual fue sobreseída. Se dedicó a la docencia con niños y jóvenes en colegios privados del barrio de extramuros de El Cerro. Comenzó en la subdirección del Colegio de San Cristóbal de La Habana, pero a partir de 1848 asumió la dirección del famoso Colegio del Salvador, que tuvo una breve estancia en la Habana de intramuros, hasta que volviera a instalarse en el barrio de origen. En un camastro en la biblioteca de la institución murió el afamado maestro y una multitud de alumnos y de pueblo lo acompañó en su entierro. Muchos de sus antiguos estudiantes fueron a la Guerra de Independencia comenzada en 1868. Uno de ellos fue el camagüeyano Ignacio Agramonte. Por esa razón, las autoridades coloniales clausuraron en 1869 el célebre colegio de El Cerro en un intento de destruir ese símbolo de patriotismo.
Rolando E. Misas Jiménez
Investigador
Archivo Nacional de la República de Cuba
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