Escribía Máximo Gómez en su diario de Campaña:

Día 16 de diciembre de 1896: En San Faustino, Camagüey. El más triste para mi.
Me despierta la noticia de la muerte de mi hijo Pancho y del general Antonio Maceo; ocurrida en Punta brava, Provincia de La Habana. El día 7 del actual.
Algunos de mis compañeros abrigan la esperanza de que puede ser falsa la noticia, pero yo siento la verdad de ella en la tristeza de mi corazón.

  1. De manera clara y concisa recogía el General en Jefe la infausta noticia de la muerte del titán de cien batallas: Antonio Maceo junto a su hijo Francisco Gómez Toro, Panchito.
    Maceo, junto a un número reducido de tropas, había cruzado la Bahía de Mariel en un pequeño bote y llegado a tierras habaneras a fin de encontrarse con Máximo Gómez y proseguir la lucha en este territorio.
    Acampa en San Pedro, allí reposa de sus dolores en las articulaciones y las fiebres intermitentes que frecuentemente le atacan. Descansa Maceo cuando el sorpresivo ruido de varios disparos turba la tranquilidad del lugar, anunciando la llegada de fuerzas españolas. De inmediato se pone al frente de la fuerza, pero se vio obstaculizado por una cerca que le puso a merced de la infantería española cuyos disparos le ocasionan la muerte.
    Su fiel ayudante Panchito, acude a rescatar su cuerpo e impedir que cayera en manos enemigas, pero también es herido y posteriormente rematado por las fuerzas enemigas. Solo Juan Delgado y un pequeño grupo que le secunda logran rescatar ambos cuerpos en medio de la confusión creada y llevarlos a sitio seguro.
    El propio Gómez resumiría en carta a María Cabrales la trascendencia de tan nefasto acontecimiento: … pierde usted el dulce compañero de su vida, pierdo yo al más ilustre y al más bravo de mis amigos y pierde el ejercito libertador la figura mas excelsa de la revolución.

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