17 de octubre: Se recuerda el asesinato en 1948 de Aracelio Iglesias Díaz, nacido en Consolación del Sur, Pinar del Río, el 22 de junio de 1901. Huérfano de padres, a los 15 años de edad comienza de estibador en el puerto de La Habana y se identifica con los reclamos de los obreros portuarios. Fue uno de los organizadores de la movilización general en contra del tirano Gerardo Machado en 1933. Por su actitud crítica, fue elegido en 1938 secretario de finanzas del Sindicato de Estibadores y Jornaleros y al año siguiente integró el Comité Ejecutivo de la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC) en su congreso constitutivo. En 1946 ocupó la secretaría de la Federación Obrera Marítima Local del Puerto de La Habana. Afiliado al Partido Comunista desde 1931 estuvo siempre en estrecho contacto con Lázaro Peña y otros dirigentes. Se hizo famoso por ser un infatigable luchador de los derechos de los trabajadores ante los patronos. Así ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial con la declaración del puerto de La Habana como el único disponible en el país, en que para proteger a los obreros de los restantes puertos logró el establecimiento del subsidio por paro portuario. También obtuvo otra conquista obrera con respecto a la introducción en el puerto habanero de los ferries y seatrains, una innovación que significaba la reducción de la fuerza de trabajo, y para evitar despidos masivos, consiguió que se aprobara una reglamentación que establecía una proporción entre la carga, el número de trabajadores necesarios y los jornales. De igual manera, se hizo notable su popularidad de dirigente combativo por haber logrado el incremento de los salarios y el pago del descanso retribuido. Los empresarios norteamericanos y cubanos odiaron el liderazgo de Aracelio en su condición de negro, obrero y comunista y en la prensa del país norteño lo calificaron de “Zar Rojo del Puerto de La Habana”. En esos años de post guerra mundial se estableció la política anticomunista y antiobrera de los presidentes cubanos Miguel Grau San Martín y Carlos Prío Socarrás a tono con la postura de Guerra Fría adoptada por el gobierno de los Estados Unidos de América contra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y una de las modalidades extremas para desorganizar y desunir a la clase obrera se hallaba en la eliminación física de los líderes políticos del proletariado. En esa dirección, actuaban, impunemente, los grupos de pistoleros pagados por tan poderosos intereses foráneos y nacionales. Uno de esos grupos planificó el asesinato del líder portuario y le dispararon por la espalda mientras conversaba con sus compañeros después de terminada una reunión del sindicato de los obreros portuarios de la Empresa Naviera de Cuba, en Oficios No. 259, en La Habana Vieja, en que habían acordado los puntos que entregarían al Ministro del Trabajo para la anulación de la resolución que designaba de máximo dirigente sindical a una persona no confiable para los trabajadores del puerto. Aracelio falleció en el hospital mientras era intervenido quirúrgicamente. Las amenazas de muerte no impidieron el firme compromiso del dirigente sindical con los obreros portuarios.
Rolando E. Misas Jiménez,
Investigador ARNAC
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