En la tarde del 27 de julio de 1912, tuvo lugar en el Parque Central de la Habana uno de los acontecimientos mas bochornosos y tristes de la historia republicana. Con la presencia de unos tres mil soldados y jefes del Ejército y la Guardia Rural, altos dignatarios de la nación y público que merodeaba los alrededores, se celebró y brindó por la “victoria” contra una “salvaje intentona racista que trató de poner en peligro la independencia de Cuba”, como reflejara la prensa cubana de entonces en referencia a la represión de la protesta armada del Partido Independiente de Color.

El día 18, era abatido en el cafetal Nueva Escocia, lugar cercano a El Caney, en Santiago de Cuba, el segundo jefe de aquella protesta y General del Ejército Libertador Pedro Ivonnet. Compañero de armas del Lugarteniente General Antonio Maceo, con quien realizara la famosa invasión de Oriente a Occidente durante la última etapa del proceso independentista cubano.

De manera que, aquella celebración adquiría mayor relevancia pues con la eliminación del famoso guerrero, se demostraba también en el homenaje al Ejército que, los “salvadores de la nacionalidad cubana” estaban representados en las figuras del gobierno y la fuerza armada. La evocación al recuerdo de Martí y Maceo en ese jolgorio, les daba crédito para justificar una masacre. Así lo reafirmó en el brindis el propio jefe del Ejército, Mayor General José de Jesús Monteagudo:

“Quiero que nos pongamos de pie como ofrenda al Apóstol y hagamos un voto sincero ante la estatua del excelso patriota, al verbo que representa la libertad de Cuba. Quiero que esta que ha sido la primera vez, sea la última en que sea derramada sangre cubana…”

Lo que para su época pudo ser interpretado como la consumación de una importante victoria, que garantizaría la unidad nacional y evitaría otra intervención norteamericana, a la luz de la contemporaneidad deja poco espacio para ambigüedades interpretativas: se asesinó un número considerable de negros cubanos, pertenecientes o no al PIC y nunca, hubo una indagación oficial a tanto despliegue de violencia contra un sector de la población que respondió mayoritariamente en la manigua redentora al llamado de hacer libre e independiente a la patria.

Nuestra contemporaneidad ha dado un vuelco significativo del pasado. En el año 2012, en la localidad de Mícara de Mayarí Arriba, municipio Segundo Frente, se celebró el centenario de la Protesta Armada de los independientes de color. En ella fue develada una tarja en memoria de “los luchadores por la justicia social” así como, del acto oficial de desagravio en pleno Parque Central habanero con las palabras del entonces Presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, Miguel Barnet.

Como afirmara, Dr Fernando Martínez Heredia, al referirse a los independientes:

“..Hoy le damos a su rescate, además del homenaje tan merecido a los que no se conformaron con menos que toda la justicia – como le había prometido Martí a Juan Gualberto al borde mismo del 24 de febrero – una pertenencia y un sentido mayores, sumándolos a los combates actuales contra el racismo en Cuba y por el logro de una sociedad más justa y mejor integrada”.

Msc Loreto Raúl Ramos Cárdenas
Especialista en Archivística
Archivo Nacional de la República de Cuba

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